(Nota: esta entrada fue escrita ayer a la tarde-noche pero recién ahora la pude postear porque Blogger estuvo caído)
Hoy, ahora, hace dos minutos, mi tía se esta yendo a San Juan a comenzar una nueva vida, junto a sus dos hijos (que ya están viviendo allá desde hace bastante tiempo) y sus nietos.
Hace 27 años que vive al lado mió. O sea toda mi vida. Realmente? Nunca imagine que llegara este momento, o sea el momento donde una persona que conozco desde siempre, se valla de mi vida. Creo que fue tan inesperado como inevitable.
No es que tampoco éramos los mas unidos del mundo pero ciertamente no puedo no sentir melancolía sabiendo que ella se va y a partir de mañana vamos a tener nuevos vecinos, aunque, mas importante aun, vecinos que no sean de la familia. Es algo bastante raro que no me detuve a pensar sino hasta ahora mismo.
Digo... 27 años. Mas allá de que sea todo el tiempo que estuve en este mundo, es muuucho tiempo y en ningún momento me detuve a pensar la ausencia de ella. Supongo que uno nunca lo hace. Típica ficha que te cae después de varios momentos de reflexión.
Hoy mas que nunca aprecio estar rodeado de gente que conozco desde siempre y que uno da por sentado que siempre van a estar ahí... pero sabes que no va a ser así.
Indudablemente esta mudanza es un signo irrefutable de que el tiempo pasa.
